Si tus hijos quieren un animal de compañia, quizá sea mejor que te decidas por un gato.
Tiene la ventaja de que no es necesario sacarle a pasear y tolera mejor la soledad.
Por último, requiere menos cuidados higiénicos, ya que él mismo se asea concienzudamente, pero es fundamental mantener muy limpia la arena de su cajón, tarea en la que debes implicar a tus hijos.
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