domingo, 26 de junio de 2011

Conejos



Animal fetiche de los niños, el conejo enano es un compañero cada vez más frecuente, pero sus necesidades y el funcionamiento de su sistema digestivo son, con frecuencia, muy poco conocidos.
La extendida idea según la cual puede vivir sin beber es falsa y nefasta para su salud.
En realidad, privado de agua, el conejo muere.
Una parte de la digestión química de los alimentos se hace en el intestino delgado en presencia de agua. Esta porción del intestino es muy larga ( hasta 20 veces la longitud del cuerpo) y esto significa una cierta cantidad de líquido a absorber.
No olvides, por tanto, poner un abrevadero de agua fresca a su disposición, y renueva su contenido diariamente.
Existen en el comercio alimentos secos en forma de granulados perfectamente naturales y equilibrados.
Como este menú parece un poco triste , sus propietarios tienen tendencia a regalarles de vez en cuando golosinas o alimentos tradicionales ( legumbres, frutas) que el animal aprecia como el gourmet que es. Consecuencia: el conejo se vuelve obeso ( sobre todo si no hace ejercicio) o padece enfermedades nutricionales que pueden acortar su vida.
Por otro lado tienen tendencia a escoger, lanzándose sobre alimentos favoritos y dejando los demás. Para evitarlo, lo mejor es optar por los granulados que contienen todos los nutrientes necesarios y respetar las cantidades indicadas.
La misma precaución se debe tomar con la paja y el heno, indispensables para un buen tránsito intestinal.
Un poco de ejercicio siempre les sienta bien.
Siempre han de tener heno en la jaula para que puedan comer todo el que les hace falta.
Necesitan roer para desgastar sus dientes que crecen continuamente.
Tienen que salir a pasear fuera de la jaula.
Deben cojerse con mucho cuidado, tienen la columna muy delicada.
Una costumbre que nosotros vemos muy extraña y desagradable es la ingestión de sus excrementos. Este modo de actuar es natural y necesario en estos animales, para el mantenimiento de su salud.
El conejo es un herbívoro estricto con un sólo estómago y, por tanto, rumia.
Su digestión se hace en dos tiempos. Por la mañana temprano evacua excrementos blandos, ricos en vitaminas que le son indispensables, y que luego vuelve a ingerir.
Este fenómeno, que aparece desde las tres semanas de edad, le pone a salvo de algunas enfermedades.

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